miércoles, 23 de julio de 2014

Ensayo, error.Repetición

Así llamo a este capítulo de mi vida: Aprender. Es un aprendizaje continuo. Y va paso a paso.
Al principio creí que estaba loca por pensar tantas cosas y tener tantos miedos. Esto hasta que leí una columna en fucsia (www.fucsia.cl) donde una lectora escribió sobre la nueva etapa de su vida post-universitaria. En este momento no encuentro la columna, pero me sentí tan identificada!
Han habido muchos cambios en mi vida desde que terminé la universidad: El primero y más importante, es que se acabó la mesada abuelística que me mantuvo por bastante tiempo. Vi con asombro cómo mi cuenta corriente tenía 0 pesos, luego -50.000, luego -100.000 hasta que llegué al tope de mi línea de crédito. Y me vi en la urgencia de convertir los números rojos en azules. Así fue como partió el proceso copiapino jajajaja. Luego, ya que mi renta líquida era bastante grande, llegó el momento en que mi papá decidió que tenía que dejar de ser su carga, y me hizo pagar mi propia isapre. Además viví sola casi 6 meses...
Hay un golpe con la vida real que es difícil de aceptar, sobre todo para alguien que viene recién saliendo de la universidad, con altas espectativas y el ego bastante alto también. Primero hay que asumir que por mucho que hayas pituteado todos los veranos, NO tienes experiencia laboral, y las empresas no se pelearán por tí. Segundo, aunque hayas salido de la mejor universidad de chile, cada vez que postules a un puesto de trabajo estarás en competencia con otras 50 personas que salieron de la misma universidad que tú, y otras 70 de las demás, y todos tienen curriculums tanto o más atractivos que el tuyo. Y tercero, que a menos que seas una persona muy capacitada y/o con muchos contactos, tu sueldo no superará los 6 dígitos por algunos años. Por lo tanto, cuando llegué a Santiago y me enfrenté a mi pequeño apocalipsis personal, rechacé un par de trabajos porque el sueldo ofrecido no superaba 1.4 veces el sueldo mínimo. Esto hizo que mi cuenta corriente volviera a ponerse roja, porque claro está, no tienes ingresos, pero aún tienes egresos y no dejarás de tenerlos por no tener un trabajo...

A veces siento que estoy en pañales en la vida. Cuando salí del colegio (hace casi 9 años) miraba hacia el futuro y éste no es el punto de mi vida en el que pensé que iba a estar. Lo bueno es que hace poco me junté con mis amigas del colegio (y que bueno que fue hablar estas cosas, siento que no soy la única persona loca en el mundo!) y les comenté esta situación. Y es un poco cierto: aún no me desarrollo profesionalmente, laboralmente ni personalmente. Aun vivo con mis papás y mi cuenta corriente parece un semáforo. Aunque estoy camino a ello.

Así que ese es el nombre de este capítulo de mi vida. A punta de errores y caídas (algunas pequeñas en el boletín comercial) he ido aprendiendo algunas cositas. SUpongo que todos pasamos alguna vez por lo mismo, o no?

martes, 15 de julio de 2014

Copiapó parte 4 y final

Esa navidad fue la más extraña que he pasado. Llevaba sólo un mes viviendo sola, pero me sentía como invitada en la casa de mis papás. Todo estaba tal cual lo había dejado, pero yo me sentía extraña. Creo que finalmente es cierto el dicho de que nunca puedes volver atrás.
Después de la cena, FALS llegó a buscarme. Nos fuimos a su casa. Obviamente después de tres semanas separados, había algo que él quería hacer... yo solo quería que me abrazara y conversar de lo que estaba pasando por mi cabeza. Pero claramente me acobardé y no lo hice.
Parecía que todos sabían que algo me estaba pasando, excepto él. Fue un día de visitas familiares, a mi familia y a la suya, y en cada lugar alguien me preguntaba qué me pasaba y si me sentía bien. Excepto él.
Volví a Copiapó intentando pensar que el problema era mío, que era yo la que me comportaba extraño, que en realidad tenía que estar tranquila y bla bla bla. Y nos veríamos la próxima semana y todo sería como antes.
No quiero describir acá como fue mi año nuevo, porque fue el peor de mi vida y no quiero revivirlo. Solo diré que lo pasé llorando en una banca en providencia con los leones, abrazándolo porque sabía que íbamos a terminar pero no quería terminar en año nuevo. De hecho, decirle eso en voz alta provocó un pequeño ataque de nervios. Mal.
Comencé el nuevo año en un limbo. No sabía en qué etapa estábamos, ni hacia dónde íbamos. El siguiente mes en Copiapó hice cosas que jamás había hecho en mi vida. Carretié como nunca, dormí en la playa, fui a fogatas, llegué con caña al trabajo, bailé en discos... no le puse el gorro, pero no me comporté como si estuviera con alguien. Me encerré en mi misma, y prácticamente la única persona con la que hablaba era Sebastián. En algún momento la comunicación estaba tan cortada, que no nos acordábamos de llamarnos al final del día. No se qué estaba haciendo él acá en Santiago, pero no creo que haya sido muy distinto a lo que viví yo. Estábamos llenos de dudas. Siempre supe que lo quería, pero a esas alturas tenía muchas dudas sobre si sería el hombre de mi vida. Esperaba muchas cosas de él, y después de dos meses lejos, sabía que no iba a cambiar. El macho alfa que yo quería, el que me iba a tomar de la mano y me iba a acompañar en el camino, no era él. No queríamos lo mismo. Nos encontrábamos orbitando planetas distintos.
Quizás él siempre tuvo razón, y cuando me titulé, cambié. No lo se. En lo personal no lo siento así, pero si creo que al tener el título en la mano por fin podía dejar una etapa atrás, y me sentí mas libre.

La siguiente vez que lo vi, no fue mejor que lo anterior. Habían pasado tres semanas, y yo solo quería llorar. Quería terminar con él, pero no podía. Estaba enamorada, pero la distancia me hacía mal. Y la falsa imagen que tenía de él me hacía mal. Siempre esperé un cambio en él. Que buscara trabajo, que quisiera estar conmigo. Que le naciera buscarme, que me hiciera sentir importante y valorada. Que me hiciera sentir como me hizo sentir Matías cuando salimos. Creo que él sentía lo mismo, pero no nos atrevíamos a decir nada. Estábamos en un punto muerto.

No se en qué punto exacto la conocíó, o en qué punto comenzó a meterse en su cabeza, pero debió ser en las dos semanas siguientes. Ya no me llamaba tanto, ya no me contestaba el celular. Sentí su alejamiento y su ausencia. Y no sabía si quería buscarlo. En realidad no sabía qué hacer. Y fue en ese entonces cuando me llegó una propuesta de trabajo para quedarme en Copiapó de forma indefinida. Y ya en ese entonces no sabía qué era lo que quería en la vida.

El resto de la historia es conocido y está escrito acá. Cuando terminamos la primera vez, no podía creerlo. no podía ser ese el final, por whatsapp y a la distancia. En el fondo de mi corazón sabía que era lo mejor, pero no quería asumirlo ni aceptarlo. Lo quería conmigo, pero quería que fuera un hombre completo. No quería rendirme después de todo el tiempo y energía que había dedicado a la relación. Lo quería, lo extrañaba. No se si lo necesitaba. Y aun después de todo, me sentía enamorada. Asi que lo busqué, lo llamé, y terminé convenciéndolo/obligándolo a ir a Copiapó.

Fue un fin de semana demasiado intenso, entre penas y alegrías. También fue salvaje. Tenía necesidad de su piel, y el quería una despedida. Ese fin de semana descubrí que él ya no estaba enamorado de mí. Algo en esos tres meses había cambiado dentro suyo. Y también descubrí que yo lo amaba de la forma más sincera, infantil e irracional que puede existir. Que mis temores se habían materializado, que al parecer al final de cuentas era verdad que lo quería mucho más de lo que él me quería a mi. Pero por alguna razón le creí todo lo que me dijo. Le creí que se iría a vivir allá, le creí que teníamos un futuro juntos. Le creí que me amaba, que en algún momento seríamos padres. Que buscaría un trabajo allá, y viviríamos juntos, que se titularía y que estaríamos juntos por el resto de nuestras vidas. Que nos casaríamos dentro de este año. No se si le creí o me quise aferrar con todas mis fuerzas a algo.

No se si Copiapó fue un catalizador o un detonante. Sólo se que fue parte de la serie de eventos que me han traído hasta donde estoy ahora. Y me gusta mi vida actual. A veces lo extraño, pero creo que es normal extrañar a alguien con quien compartiste un tramo en tu vida, y con quien tenías planes de vida. Al final, tu pareja se convierte también en tu mejor amigo, y es parte de tu rutina.

Creo que lo más difícil de este proceso es descubrir qué es lo que quiero yo para mi vida. En Copiapó creía que lo sabía, pero claro, estaba armando un plan con alguien más, no para mi sola. Y al volver, y tener que enfrentarme a una realidad que hasta ese entonces era bastante lejana, a veces no sé como hacerlo.

Hace 4 días me ofrecieron volver a Copiapó, por tiempo indefinido. Aún no se si aceptarlo, aunque no creo que lo haga.

martes, 8 de julio de 2014

Copiapó parte 3

El viaje de Copiapó a Santiago duró alrededor de 45 minutos. Ni siquiera acepté un café en el avión. Tenía la guata apretada. Pensaba en las conversaciones con Sebastián, pensaba en la salida con Matías. Pensaba que no quería seguir lejos de él, pero por algún motivo tampoco quería volver. Puse música en mi celular para amenizar el viaje. ¿Realmente quería terminar con él? o ¿realmente quería seguir con él? Miraba las nubes por la ventana del avión... siempre elijo ventana, no se por qué.
Al aterrizar, prendí mi celular. A los 4 segundos me llamó Matías. No sabía si responder o no, estaba en Santiago... era peligroso. Respondí: "Quiero desearte una feliz navidad con tu familia, aprovecha esta oportunidad... yo no veré la cara de mis hijos abriendo sus regalos. Y sobre tu pololo, apenas lo veas vas a saber qué es lo que sientes. Sigue ese impulso siempre". Estaba helada caminando hacia la puerta de salida. Me detuve en todas las tiendas que hay antes de la tan ansiada-odiada puerta de vidrio. El vuelo demoró 45 minutos, yo me demoré otros 45 en salir a su encuentro. Ya no podía hacer nada más que enfrentarlo. Estaba nerviosa, tan nerviosa como cuando di mi exámen de grado. Caminé lo que se me hizo eterno, llegué a la puerta... y ahí estaba Él, con sus lentes blancos, su polera negra y sus pantalones rojos... esperándome. No puedo decir que fue una bienvenida como en las películas con flores, FALS jamás me regaló flores. Si sé que en mi cabeza sonaba una estrofa de Fuego de noche, nieve de día:
 "Luego te levantas y te vas
él te está esperando como siempre
luces tu sonrisa mas normal
blanca pero fría como nieve...
Tú, loca manía
haz sido mia sólo una vez
dulce ironía..."

Me estaba sonriendo ansioso. Cuando me tuvo al frente me abrazó con fuerza, como cuando extrañas a alguien. Me sentía suya. Pero por alguna razón no lo sentía mío. No recuerdo si lo abracé. Sé que no lo besé hasta que estuvimos en el auto. También se que mientras salíamos del aeropuerto, me cayó una lágrima que él no notó. Lo miraba y sonreía. Ahí estaba, en mi zona de seguridad, con mi amor al frente. Con el amor de mi vida, con esa piel que era sólo mia, con eso labios que sólo a mi me habían besado... con esos olores tan familiares, estaba de vuelta en el lugar que nunca debí haber dejado.

Quise hablar con él sobre mis miedos. Quise hablar con él sobre Matías... pero era navidad. ¿Cómo le dices a alguien en navidad que no estás segura de querer seguir con él? Además estaba con él, no importaba nada más. Creo que para como me sentía en ese momento, si hubiese viajado en auto habría renunciado a Copiapó. Pero tenía que volver, a lo menos a buscar mi auto y mis cosas. Tenía miedo, está claro, pero no me habría importado arriesgarlo todo por él. Estaba enamorada, pero no era ciega. Y siempre pensé que algunas cosas llegarían con el tiempo y la madurez... Me encontraba dando vueltas en espiral, mareada, confundida, sin saber hacia dónde moverme.

domingo, 6 de julio de 2014

Copiapó parte 2

No recuerdo cual fue el motivo de la primera pelea, pero sé que marcó un antes y un después de mi relación con FALS. Hubo un quiebre en la comunicación, pues sentía que no podía ser del todo abierta con él. Fue difícil estar lejos. Fueron muchas cosas que enfrentar en muy poco tiempo. Nunca había vivido sola, por lo cual hubo un desafío al que tuve que enfrentarme: organizar mis tiempos, mis platas, mis comidas, mi casa. Además comenzaron los problemas en el trabajo: la niñita, agrónoma de la católica, con voz de pito y carácter fuerte representaba una amenaza para los machos alfas que hacían y deshacían en el lugar. Fue en medio de eso que llegó Sebastián, quien se convertiría en mi partner en medio del desierto.

Matías medía menos de 1.80, piel morena, narigón, de contextura delgada. Se sentía solo, pues extrañaba a sus hijos. No se cómo empezamos a hablar, pero sé que después de un tiempo breve era habitual su llamada de buenas noches, y su llamada de "que tengas un buen día". La primera vez que lo hizo sentí rabia, estaba lejos de otra persona y esos llamados eran los que esperaba de él... y lo estaba recibiendo de un completo desconocido.


Fue una noche después del trabajo en que tuvimos una pelea por teléfono en la que despertó toda la casa. Se que hablé mas de una hora. Al colgar, me quedé sentada en la oscuridad, sentía los pies pesados y tenía la sensación de que si me paraba, me iba a caer. Estaba así sentada, sin moverme, sin llorar, solo respirando cuando llegó Sebastián a sentarse a mi lado. En el fondo no quería verlo, pero en el fondo de mi corazón lo sentía: había fecha de término y no era muy lejana. "Aprovecha que vas para navidad y termina con él mejor... ya dejó de ser un aporte a tu vida, te da solo problemas. Y estás muy jóven para llorar tanto por un weon que no mueve la raja para venir a verte y se la pasa peleando contigo". Sentí un escalofrío horrible. Y sólo habían pasado dos semanas sin vernos.


El sábado antes de navidad cuando salí con Matías. Cada fibra de mi cuerpo me decía que no lo hiciera, que estaba jugando con fuego. Fuimos al mejor pub de copiapó, y sin darnos cuenta eran las 3 de la madrugada. Me contó sobre cómo había aceptado ese trabajo porque tenía que mantener a sus dos hijos... me contó sobre su infancia, sobre su esposa, su padrastro abusivo... Sentía la emoción de conocer a alguien nuevo con la adrenalina de estar haciendo algo malo.
Terminó la noche, y ya en el auto, me tomó la mano y jugaba con mi pelo. Cuando se empezó a acercar, vi la desilusión en su cara cuando le dije que estaba enamorada de FALS. Con un gesto de "puta la wea" me preguntó: "y si estás tan enamorada, ¿por qué saliste conmigo?" Aún no puedo contestar eso.


Estaba confundida y asustada. Era un 23 de Diciembre y viajaba a Santiago después de un mes en Copiapó. Se suponía que iba a hablar con FALS, pues las cosas no estaban bien. Estaba muy nerviosa, no sabía como reaccionar, cómo saludarlo... Y al bajar del avión, ahí estaba, sonriendo con sus lentes blancos en el aeropuerto. Y aunque quería correr a abrazarlo, caminé como si lo hubiera visto ayer.

jueves, 3 de julio de 2014

Copiapó parte 1

Quiero tomarme mi propio espacio para escribir sobre este corto pero intenso periodo en mi vida.
Vivía una vida tranquila antes de irme. No pasaba nada muy interesante. Me había titulado en Septiembre, estaba buscando trabajo y la oferta no era muy buena. tenía un pololo, una relación de varios años y la cual consideraba estable y con futuro. Todo estaba "bien"... todo estaba demasiado cómodo, mirándolo en retrospectiva.
Vi el aviso sobre búsqueda de profesionales para la zona norte. A esas alturas no tenía un ingreso desde Julio, por lo que ya me estaba volviendo loca porque veía que mis ahorros desaparecían mes a mes sin que me diera cuenta. Mandé mi curriculum, y en una breve entrevista me dieron fecha de comienzo para 10 días desde el envío de CV. Acepté de inmediato, con la esperanza de que en ese lapso de tiempo alguno de los procesos en los cuales estaba participando diera un resultado positivo... pero no fue así. Fui a la última entrevista un día Lunes, y no quedé. A esas alturas ya pensaba que era el destino el que quería que me fuera, así que hice mis maletas y me preparé para el viaje. Ni siquiera lo conversé con alguien, simplemente decidí irme. Escuché un par de opiniones... pero como siempre, ya había tomado la decisión.
Pasé la última noche en Santiago en la casa de FALS, abrazados. no recuerdo si lloré, pero si se que lloré en el auto hasta la cuesta las chilcas. Tenía miedo de perderlo todo, de que mi estabilidad se desestabilizara. El tiempo me diría que esos miedos no fueron infundados.
Llegué a La Serena y conocí a Blanca, quien sería mi jefa. Una mujer de carácter fuerte, pero dentro de todo un poco insegura. Pasé el resto del día ordenando cosas con ella, y me fui a dormir a un hotel que me pagó la empresa. la verdad es que esa noche lloré toda la noche, estaba muy insegura sobre haber tomado la decisión correcta. Hablé con FALS, quien parecía no extrañarme aún, mandé un par de curriculums y al otro día a trabajar otra vez. Blanca me preguntaba sobre mi familia, mi vida, mis amigos, etc etc etc. Lo primero que me dijo fue que las relaciones largas no duraban en Copiapó. Me reí en ese momento, estaba demasiado segura de mi amor por FALS como para creer que un par de meses fuera podrían matarlo todo. Sonreía pensando en él, en la próxima vez que lo vería, en cómo ibamos a sobrellevar esto y en cómo lo ibamos a hacer para juntarnos.
Me regalaron un fin de semana gratis en La Serena para dos personas antes de partir a Copiapó. Lo primero que hice fue contarle a FALS para que viajara ese viernes en la noche, pero argumentó que le había dicho muy encima, que no tenía plata, que no podía.. fue la primera vez que lloré en el auto, y lloré con una pena indescriptible. Más que pena era el dolor de una desilución.
Partí a Copiapó el Lunes a primera hora. El viaje se me hizo bastante corto, pero recuerdo estar pensando constantemente "que cresta estás haciendo?". Me esperaba un desierto y mucho calor.. me sorprendí cuando vi el manto de parras desplegado ante mí. Era hermoso y extraño.
Lloré cada uno de los días de esa primera semana. Lo extrañaba y quería estar con él. Llevaba 2 días y pensé en devolverme. Me presentaron mi lugar de trabajo y me hicieron la introducción, capacitaciones y demases... me instalé, conocí un poco el lugar... y conocí a Matías (y este si es su nombre real). Mi primera impresión de él fue que era un niño que no sabía lo que hacía. No aparentaba mas de 22 años, además de su actitud... pero eso viene después.
Después de una semana de llanto, convencí a FALS de que nos juntáramos en La Serena ese fin de semana. Viajé muy entusiasmada, sin respetar límites de velocidad... solo quería llegar y abrazarlo. Cuando lo ví supe que quería estar con él, y me llené de miedos e inseguridades. Nunca habíamos pasado más de una semana separados, exceptuando mi viaje a Perú, y la verdad es que tenía miedo de que todo se fuera a las pailas. Hicimos el amor como nunca ese fin de semana, con la intensidad de una despedida. Lloré con el alma, sintiendo cada lágrima. No quería dejarlo, tenía miedo de hacerlo. Pero el domingo llegó y tuvimos que separarnos. Volví a copiapó con muchas dudas, y con una nueva amiga, Camila, quien me acompañaría por un mes.
Fue una semana de tristeza, pero a la vez esperaba ansiosa la navidad, que llegaría en 3 semanas. Además pensaba que nos haría bien extrañarnos.
Esa semana no pude sacar a Matías del cuarto de control de calidad, de mis almuerzos o de mis cenas. Camila fue la primera en notarlo, y la primera en advertirmelo. No le tomé mayor importancia, para mí sólo era un niño. El descubrimiento vino cuando me dijo que tenía 28 años, que era casado y que tenía 2 hijos. Y también decía que yo le movía el piso. Miré a Camila y no tuve que decírselo, cuando me respondió "ni lo pienses, es un chanta y acuérdate que estás enamorada. No hagas weas". Me resistí tanto como pude. Fueron dos semanas en que viví realidades paralelas. Por un lado extrañaba mucho a FALS, pero estábamos con muchos problemas de comunicación, pues el trabajo no era fácil y cuando necesitaba su apoyo solo recibía retos... y por el otro lado tenía a Matías jugando a conquistarme, en el papel de macho alfa, haciéndome sentir deseada, interesándose por mí...