martes, 23 de julio de 2013

Fiesta y confusión

Ha sido un mes intenso. Un sube y baja de emociones. He pasado de depresión a euforia en segundos. Y aquí estoy, retrasando el estudio de mi exámen de grado para descargarme un poco. Es gracioso cómo este rincón virtual sin rating se ha convertido en mi diario de vida. Y pensándolo bien, no es muy conveniente escribir aquí en caso de que alguien lo encuentre. Confío en que eso no pase luego.
Primero quiero escribir sobre el efecto post Grey. Leí la trilogía. La famosa trilogía. Y debo decir que lo consideré un poco cliché. La historia sobre la niña no tan rica que conoce al millonario sexy e indomable... se enamora, hace que ella se enamore de él, rompe sus esquemas, termina por domarlo y son felices por siempre. Como Boys over flowers con un toque de sadismo. Si sacamos las escenas sexuales, no tenemos mas que eso. Pero obviando el cliche, debo decir que algunas escenas si encendieron chispa en mi interior. Y coliflor lo agradeció. El problema es que no sólo encendió ese tipo de chispas... también encendió esas otras que todas las mujeres tenemos un poco reprimidas en este siglo: Quiero mi felices por siempre. Quiero flores y chocolates y corazones. Quiero un príncipe azul. Y en este momento mi príncipe está acostado, sin ganas de nada, y yo me quedé arreglada para salir. Cada vez que pasa algo así la frustración crece un poco en mi interior. Creo que el decir "nada", "no importa" se está haciendo tan normal que ya estoy dejando de sentirlo cuando lo digo. No me mal interpreten, estoy enamorada de este hombre, y la mayor parte del tiempo estoy feliz... pero a veces quiero sorpresas, pajaritos, mariposas y arcoiris. 
Bueno, creo que es mejor que siga con mi estudio. Quedo debiendo 1000 emociones mas.