martes, 19 de mayo de 2015

El día que perdí el control de mi vida

Estaba en el peak, consiguiendo todo lo que quería. Auge laboral, crecimiento personal, felicidad... y ese barro, literalmente, lo dejó todo enterrado. Atrás quedó aquel departamento de soltera. Atrás quedó la camioneta, fiel compañera. Atrás quedaron las noches con el señor pirata. Todo cubierto por barro, agua, y todo lo que el río arrastró.
Una vez más tuve que empezar de nuevo. Una vez más, tuve que moverme a otra ciudad, a crear un escenario, nuevos contactos, nuevos horizontes. Una vez más armar maletas, una vez más la maldita incertidumbre. Y aquí estoy, una región más abajo, inundada en pesimismo, sin ganas de moverme, queriendo regresar a aquel desierto que sentí como mi hogar.
Ya no siento que tenga el control de nada. Ya no siento que pertenezca a algún lugar. Ya no me siento dueña de nada.