sábado, 20 de agosto de 2022

7 años han pasado…

 7 años han pasado desde la ultima vez que escribí aquí. 7 años. 7 años me demoré en recordar la clave. 7 años, en los cuales han pasado muchas cosas. Valdrá la pena hacer un resumen? Creo que no. Pero me alegra haber recuperado este espacio 

martes, 25 de agosto de 2015

Gasparín, el fantasma amigable

Desperté antes del sonido de la alarma. Una gota de sudor caía desde su frente, y corría por mi espalda. La calefacción de la habitación estaba en 28 grados. Quizás por eso no me importaba estar destapada.
Miré el velador, buscando un vaso con agua. La botella del día anterior aún estaba cerrada. Me acomodé, sin querer despertarlo, pero necesitaba despegarme del contacto de su piel. Tenía calor, y Él insistía en abrazarme. Intenté salir, pero me apretó con fuerza. Un beso en la mejilla me dejó paralizada.

Cuando conocí a Gasparín, me llamó la atención su actitud altanera y presumida. Su pancita moviéndose al ritmo de la camioneta, sus lentes que ocupaban la mitad de su cara y esa música fome de fondo, convirtieron un paseo en una verdadera tortura.

Sentí el peligro, no de Él ni de lo que había pasado: sentí el peligro de haber bajado mis barreras, de mostrarme vulnerable frente a alguien nuevamente, de haberlo dejado entrar a mi cabeza. Hace mucho tiempo que esto había dejado de ser simplemente sexo casual, por lo menos para mí. No era mi fuckbuddy, era quién me iba a hacer llegar tarde al trabajo, y en cuyos brazos me sentía segura, otra vez.

"Cuando me divorcié, me fui a la mierda. Creo que nunca me recuperé del todo. Aún tengo algunas fotos suyas guardadas". ¡Horror! Latero y divorciado. No dejaba de hablar de él, de su historia, de su vida. No se se había dado cuenta, pero eran las 8 de la noche y yo ese día ni siquiera había almorzado. Hacía una mueca extraña con su nariz. Si lo miraba con atención, era un poco narigón....

Quizás en ese momento debí haberme detenido. Al mirar con atención sus lunares, debí haberme dado cuenta de que algo extraño pasaba. Pero lo pasé por alto, había algo en Él que me reprimía, pero a la vez, me atraía.

Me acurruqué contra su pecho, y me apretó hacia Él. Lo había despertado, y poco a poco besaba mis orejas, mi cuello, mis hombros... Hacía mucho tiempo que no hacía el amor. Las interminables noches de placer con el señor pirata no llegaban a compararse con la intensidad de ese momento en que lentamente voy sintiendo la necesidad de su piel. Lo besé, tomándolo por la nuca, deseando ansiosa que no amaneciera. Lo abracé contra mí, y en ese momento supe que era suya, que me había entregado, que lo que sentía era real, y que mis miedos se hacían cada vez mas reales y tangibles.

martes, 19 de mayo de 2015

El día que perdí el control de mi vida

Estaba en el peak, consiguiendo todo lo que quería. Auge laboral, crecimiento personal, felicidad... y ese barro, literalmente, lo dejó todo enterrado. Atrás quedó aquel departamento de soltera. Atrás quedó la camioneta, fiel compañera. Atrás quedaron las noches con el señor pirata. Todo cubierto por barro, agua, y todo lo que el río arrastró.
Una vez más tuve que empezar de nuevo. Una vez más, tuve que moverme a otra ciudad, a crear un escenario, nuevos contactos, nuevos horizontes. Una vez más armar maletas, una vez más la maldita incertidumbre. Y aquí estoy, una región más abajo, inundada en pesimismo, sin ganas de moverme, queriendo regresar a aquel desierto que sentí como mi hogar.
Ya no siento que tenga el control de nada. Ya no siento que pertenezca a algún lugar. Ya no me siento dueña de nada.

viernes, 27 de marzo de 2015

Fuerza Copiapo!

Copiapó, mi desierto querido. Desierto que me ha entregado mis alegrías mas puras, y penas muy grande. Mi desierto querido, hoy lleno de barro y relaves mineros, me tienes con la angustia más grande que he podido sentir.
Cuando anunciaron lluvia en mi desierto, me sentí ansiosa.Ver llover en un desierto, es un fenómeno único. Los productores de uva estaban ansiosos, Copiapó era una zona de sequía hasta hace 4 días. Las primeras gotas cayeron como una bendición. Las parras agradecían el agua caída, los niños se sacaban fotos con el anteriormente desaparecido río. Las familias disfrutaban del paisaje. Había una preocupación inminente por las nubes que se asomaban en el cielo, pero nadie se esperaba el brutal desenlace de la mañana siguiente.
Afortunadamente, esa noche salí de mi departamento a una pequeña despedida por mi viaje del día siguiente. Afortunadamente mi camioneta quedó estacionada en un pequeño cerro del departamento donde fue la celebración. Afortunadamente esa noche tomé un poco más de la cuenta, y se me imposibilitó volver a mi casa. Afortunadamente...
El subterráneo de mi edificio desapareció. El primer piso se encontraba en lo alto, afortunadamante, pues aún así quedó con 30cm de barro. Gente que lo perdió todo. Niños con su ropa mojada. Gente muerta. Perros muertos. Mi valle querido, inundado, atrapado, desolado. 70% de la producción de uva bajo el agua, o arrastrada por ella.
Creo que ni el terremoto me afectó tanto como este temporal. Quizás porque ésto lo viví sola, más de cerca. Quizás por todo lo que ví en las calles.

Tengo una pena enorme en el alma. La situación es desconcertante y desladora. Aún sigo en shock.

domingo, 22 de marzo de 2015

Adiós, señor Pirata

Hay gente que pasa por tu vida brevemente, y deja huellas. Es el caso de mi señor Pirata. Independiente de las interminables noches que pasamos juntos, el Señor Pirata ha sido un consejero directo y sincero. Él, el mismo que me calmó cuando lloraba en horas de packing,  lo ha hecho nuevamente durante mi crisis profesional. Es inevitable no sentir cosas por alguien así. El duque del valle, este cabro chico alegón que canta reggetón cuando está borracho, y mete la nariz entre mis pechugas para quedarse dormido. No puedo hablar de amor, especialmente por ese adorno en su dedo, pero el señor Pirata es alguien que no pasa desapercibido en el corazón de una mujer... y que deja la vara alta para futuros señores...
No me gustaría decirle adiós a Señor Pirata, pero es una especie de adicción. Cada vez son más evidentes las escapadas, y el asunto parece una bomba de tiempo. Una aventura sin pies ni cabeza, que tan inexplicablemente como comenzó, debe terminar.

lunes, 9 de febrero de 2015

No porque quieras parar, el mundo dejará de hacerlo.

Abrir los ojos cuando no tienes a nadie al lado. Encontrar apoyo en quien nunca lo esperaste. Descubrir que el sexo y el amor no siempre van de la mano. "Se casó con una buena mujer, pero no atractiva ni entretenida". Un affaire con un hombre casado. Soy su geisha, y él lo sabe. Crisis profesional. Mentiras y más mentiras. Querer comprar mi departamento. Evitar a mis pares. Mi mejor amigo no me habla hace casi dos meses. Tener la despensa vacía, y el refrigerador lleno del alcohol. "Corte en trámite otra vez". Fuck. Insolación inminente. Subí 7 kilos. Y el silencio entre los dos, se transformó en placer. Te extraño musculín. Me convertí en rompehogares. Soy todo lo que siempre dije que no sería. Causaré el divorcio de Dember. Muchas personas terminarán heridas. No quiero más guerra por hoy.

¿Qué estoy haciendo?

No cabe otra pregunta

domingo, 1 de febrero de 2015

El ataque del pirata

Ahí estaba caminando, en ese campo, el cual me había visto llorar hasta tener los ojos hinchados, y celebrar algunos de mis momentos más felices. Escondida en esa quebrada, sin señal de celular, viendo el atardecer y todas las estrellitas que comienzan a aparecer en este valle bendito. y ahí estaba, sentada en el pick up de la camioneta mirando el paisaje, cuando el señor pirata llegó.
El motivo por el que me escondía era simple: mi inminente despido, el acoso sexual diario por parte de los machos-alfa del valle y de mi propio bando me tenían agobiada. Necesitaba no pensar un rato, y después de la peligrosa película que vimos, no podía acudir a él a refugiarme. Así que ahí estaba, escondida en aquella quebrada, cuando apareció el Señor Pirata con esos aires de grandeza que hacían que mi pulso se detuviera por unos segundos. Su camisa, tan estratégicamentee ubicada hasta rozar sus caderas, sus pantalones cayendo, dejando a la imaginación un gran bulto hacia su izquierda: su nariz respingada, su pelo crespo, sus manos temblando al prender un cigarro... Miramos el atardecer, conversando de la vida con unas cervezas, cuando las estrellitas comenzaron a aparecer sobre nosotros, y con ellas, el frío de la noche en el valle encantado.
Sus ojos brillaban, quizás por la cerveza, quizás porque quise verlos brillar. Me besó de la forma más tierna que pudo. Lo abracé como si fuera una despedida, lo apreté sin querer soltarlo, y pude sentir todo su cuerpo contra mí. No quería que las cosas fueran en esa dirección, pero ya era demasiado tarde. Comencé a besar su cuello, su pecho, sus manos. Estaba asustada, ansiosa. Sabía que sentía cosas que no podía sentir por este señor. También sabía que había fantaseado con ese momento desde hace más de un año, en ese mismo lugar.
Esa fue la primera de las muchas noches que hemos pasado juntos. Descubrí que le gusta dormir a la derecha de la cama, que disfruta las duchas de 20 minutos. Que le gusta poner su mano en mis senos para poder dormir, y que habla dormido, incluso pide cosas, algunas bastante "picantes". El señor pirata me tiene bajo su control. Su palabra es ley, y sus deseos son órdenes. Hace siempre lo que quiere, y sigue siendo el rey.