martes, 8 de julio de 2014

Copiapó parte 3

El viaje de Copiapó a Santiago duró alrededor de 45 minutos. Ni siquiera acepté un café en el avión. Tenía la guata apretada. Pensaba en las conversaciones con Sebastián, pensaba en la salida con Matías. Pensaba que no quería seguir lejos de él, pero por algún motivo tampoco quería volver. Puse música en mi celular para amenizar el viaje. ¿Realmente quería terminar con él? o ¿realmente quería seguir con él? Miraba las nubes por la ventana del avión... siempre elijo ventana, no se por qué.
Al aterrizar, prendí mi celular. A los 4 segundos me llamó Matías. No sabía si responder o no, estaba en Santiago... era peligroso. Respondí: "Quiero desearte una feliz navidad con tu familia, aprovecha esta oportunidad... yo no veré la cara de mis hijos abriendo sus regalos. Y sobre tu pololo, apenas lo veas vas a saber qué es lo que sientes. Sigue ese impulso siempre". Estaba helada caminando hacia la puerta de salida. Me detuve en todas las tiendas que hay antes de la tan ansiada-odiada puerta de vidrio. El vuelo demoró 45 minutos, yo me demoré otros 45 en salir a su encuentro. Ya no podía hacer nada más que enfrentarlo. Estaba nerviosa, tan nerviosa como cuando di mi exámen de grado. Caminé lo que se me hizo eterno, llegué a la puerta... y ahí estaba Él, con sus lentes blancos, su polera negra y sus pantalones rojos... esperándome. No puedo decir que fue una bienvenida como en las películas con flores, FALS jamás me regaló flores. Si sé que en mi cabeza sonaba una estrofa de Fuego de noche, nieve de día:
 "Luego te levantas y te vas
él te está esperando como siempre
luces tu sonrisa mas normal
blanca pero fría como nieve...
Tú, loca manía
haz sido mia sólo una vez
dulce ironía..."

Me estaba sonriendo ansioso. Cuando me tuvo al frente me abrazó con fuerza, como cuando extrañas a alguien. Me sentía suya. Pero por alguna razón no lo sentía mío. No recuerdo si lo abracé. Sé que no lo besé hasta que estuvimos en el auto. También se que mientras salíamos del aeropuerto, me cayó una lágrima que él no notó. Lo miraba y sonreía. Ahí estaba, en mi zona de seguridad, con mi amor al frente. Con el amor de mi vida, con esa piel que era sólo mia, con eso labios que sólo a mi me habían besado... con esos olores tan familiares, estaba de vuelta en el lugar que nunca debí haber dejado.

Quise hablar con él sobre mis miedos. Quise hablar con él sobre Matías... pero era navidad. ¿Cómo le dices a alguien en navidad que no estás segura de querer seguir con él? Además estaba con él, no importaba nada más. Creo que para como me sentía en ese momento, si hubiese viajado en auto habría renunciado a Copiapó. Pero tenía que volver, a lo menos a buscar mi auto y mis cosas. Tenía miedo, está claro, pero no me habría importado arriesgarlo todo por él. Estaba enamorada, pero no era ciega. Y siempre pensé que algunas cosas llegarían con el tiempo y la madurez... Me encontraba dando vueltas en espiral, mareada, confundida, sin saber hacia dónde moverme.

4 comentarios:

JaViErA dijo...

Gracias anónimo. Ya me ayudé con gente real y profesional. Solo estoy contando un episodio de mi vida en un lugar que fue creado para eso.
Saludos :)

Anónimo dijo...

Yo, tu Anónimo habitual, no escribí lo de arriba. Sé que dije que usaría pseudónimo, pero aún no se me ocurre cual. Mmm... No se me ocurre...

NoSeMeOcurre dijo...

Listo!

Ahora mi comentario.

También pensé en esa canción cuando iba a terminar con mi ex.
A diferencia tuya, al abrazarlo, lo sentía mío, pero yo no me sentía suya.

JaViErA dijo...

Quizás quedó mal redactado, pero era él quien me sentía suya. Yo no me sentia ni mia suya :/