domingo, 7 de septiembre de 2014

Uuff!!

No se por donde empezar esta entrada, asi que quizás quede un poco desordenada porque simplemente vomitaré mis ideas.
Hace pocos días escuché una frase que decía "a veces hay que mirar atrás para ver cuan lejos haz llegado". Honestamente, cuando miro hacia atrás me da miedo darme cuenta de lo rápido que han pasado las cosas, de lo rápido que ha pasado el tiempo. Hace 9 años sali del colegio. en ese entonces se le declaró el lupus a mi ketecito. Ya van 9 años. Hace 4 años fui ayudante de pesas por primera vez. Hoy esos novatos flacos ya se convirtieron en hombres, están terminando sus respectivas carreras. También hace 4 años mi querido Maurito sobrevivió ileso a un accidente que pudo causarle la muerte.
Hace exactamente un año me entregaron el resultado de mi exámen de grado. No se, hay cosas que me parece que hubieran pasado tan solo ayer.
Hoy una gran amiga se está separando. Hace un poco más de dos años fui a su matrimonio. Hace solo unos meses vino a Chile, radiante y enamorada. Hoy se está separando. De un día para el otro, murió el amor. Tan frágil como las flores ante la lluvia de estas fechas. El matrimonio simplemente se acabó. Lo mismo con mi relación feliz y tranquila. Tan inexplicablemente como nació, se murió.

En este mismo momento me encuentro arreglando mis cosas para mi gran viaje. Hice mi primer pago de mes de garantía, y compré muebles para mi nueva casa. Mañana cargo mi camioneta y me preparo para emprender el viaje. Todo esto en menos de un mes

Hay cosas en la vida que dan miedo. A veces la decisión correcta se siente exactamente igual que una decisión incorrecta pero atractiva. El corazón palpitando, las manos sudorosas. Adrenalina recorriendo tus venas. Y solo el tiempo dirá qué fue ese impulso que sentías.

En este momento de mi vida, estoy logrando -al menos profesionalmente hablando- todo lo que quería. Entré a una muy buena empresa, en un muy buen cargo. Mis metas comienzan a materializarse. Mis sueños están más cerca de cumplirse. Y me doy cuenta de que todo está menos en calma que antes. 

Es la misma sensación que estar apostando en la ruleta. Es exactamente lo mismo que ver la bolita jugar en los números cercanos al que le haz apostado.

Como alguien me dijo una vez, quizás soy demasiado adicta a las emociones. Y quizás por eso soy tan impulsiva, el riesgo que implica tirarse al río.... es eso o perder toda mi plata (de nuevo) en el Monticello

1 comentario:

NoSeMeOcurre dijo...

Waaa...